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Visión del día después

Columna Carlos Escaffi / Gerente general en Imaginaccion Perú y docente de la PUCP.

Miami Diario, 06 de junio 2020

Insomnio, depresión, ansiedad, aburrimiento, estados alterados, paranoia, sobre información, se me descascara la piel, mi cabello crece desmedidamente, me siento, me paro, no me concentro, aparece la maldita migraña que me ataca implacablemente y me dicen que la luna de sangre tiene efectos sobre el dolor de cabeza y demás coyuntura.

Cierro los ojos y trato de dormir, y cuando lo logro, aparecen sueños de los más surrealistas posibles que ni Dalí en sus mejores epifanías seguramente los tuvo, y claro, amanezco cansado con un sol generoso que me abraza con la ironía de que sabe que no lo voy a disfrutar, porque no podré salir, pues son días de cuarentena.

Los días pasan, semanas, meses y vamos asimilando, cambiando hábitos, rutinas, trabajas menos, más, te reinventas, creas, emprendes, te caes, pero le sigues dando hasta buscar el error estadístico, esa casi inexistente probabilidad, esa que le puede doblar la mano al destino.

Una de las certezas de cómo será el mañana después de la pandemia, podría ser el aprendizaje en el plano sociocultural que nos dejó, el que nos vimos obligados a incorporar al cambio, como única constante, y es que nada es para siempre. Aprendimos que somos frágiles, vulnerables, que el virus de letalidad feroz nos socavó, nos redujo sin distingo social, cultural, económico, étnico y menos religioso.

Simplemente nos redujo, la corriente de cambio se impuso.

Aprendimos también la importancia de ser co-responsables en cuanto al cuidado de mi salud y los que quiero. Si esto se da tal cual, el fin social podría tener una cobertura más sostenida. Por supuesto que no es menor el factor miedo, y es que claro, entendimos a las malas que el margen de error era fatal. La salud mental cobra mucha más fuerza.

El mañana, considerará la inclusión social inminente, en consecuencia, el espacio será muy estrecho para los que no crean en la inclusión. Como por ejemplo, mayor ocupación de los espacios públicos, son de todos, no solo de unos y de otros no.

En cuanto a accesos, el modelo cambia o el mismo sistema lo abortará. Particularmente el modelo de pensiones, acceso a salud y educación, y ojo, este cambio no contemplará enfoques voluntariosos, no estamos hablando de favores y enfoques asistencialistas.

El modelo económico deberá incorporar cambios amplios y también profundos. La presencia de China, Rusia e India se robustece y cobra mucha más notoriedad. Nuevas condiciones y capacidad de negociación constante. Estabilidad inexistente. Bienvenida economía circular, emprendimientos. Se incorporará un nuevo sector económico, la exportación de servicios. Es probable que, por obvias razones, Latinoamérica continúe siendo la niña bonita.

La esfera política incorporará técnicos más que burócratas, especialistas versus sofistas, apostolados de verdad y no retóricos. Se cierran los espacios para aquellos que vieron en la política una forma de sustento, y sobre todo, se valorará el factor de legitimidad social en una sociedad caracterizada por su activismo creciente y vigilante. Ocurrirá un fenómeno social responsable que rechace el populismo en todas sus versiones. Sin duda la presión social estará presente y el punto de ebullición podría activarse ante cualquier situación que perciba oportunismo a través de oportunidades.

La integración más allá del plano económico y comercial, se incorpora un nuevo pilar de sustento de las relaciones bilaterales y multilaterales, la transversalidad e integración social. Empezarán a tomar mucha más fuerza los fenómenos sociales de transculturación, “incorporo tu cultura en la mía”.

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